Para los coleccionistas, las monedas raras tienen un condimento extra que las vuelve atractivas y, a la vez, valiosas en el mercado de la numismática. Este es el caso de la moneda azul de 10 centavos de dólar de 1968, una pieza excepcional cuyo error en el proceso de acuñación la ha llevado a alcanzar precios sorprendentes, llegando hasta los 18 mil dólares en subastas.
¿Qué hace tan especial a esta moneda de 10 centavos?
La moneda de 10 centavos de dólar, es una pieza de 1968 conocida como “Dime No S”, que se distingue por no tener la marca de ceca habitual de la Casa de la Moneda de San Francisco, lo que la convierte en un ejemplar extremadamente raro para la numismática. Además, su inusual tonalidad azul empolvado, resultado de su composición de 75% cobre y 25% níquel, añade un atractivo visual que la hace única entre las monedas de su denominación.
Esta pieza es considerada pionera entre las monedas de 10 centavos de dólar con este tipo de error y ocupa el tercer lugar en la lista de las monedas más importantes en la historia numismática de Estados Unidos. Aunque otras ediciones con errores similares, como las de 1970, 1975, 1983 y 1990, también son altamente valoradas, el ejemplar de 1968 tiene un significado especial por ser el primero de su clase.
La moneda de 10 centavos de dólar más codiciada por la numismática
Se estima que existen alrededor de 40 ejemplares certificados en condiciones óptimas, lo que incrementa aún más su valor en el mercado de la numismática. Su rareza, combinada con su estado de conservación, es uno de los factores clave que llevó a que en enero de 2024, durante una subasta organizada por Heritage Auctions, esta moneda alcanzara la impresionante cifra de 18 mil dólares.
¿Es conveniente invertir en esta moneda?
La numismática no solo celebra la historia y los detalles técnicos detrás de cada pieza, sino que también ofrece oportunidades para la inversión. Monedas como esta, que combinan errores notables, materiales de calidad y una estética peculiar, son el sueño de cualquier coleccionista. Su capacidad para revalorizarse con el tiempo asegura que ejemplares como los 10 centavos de 1968 sigan siendo muy codiciados.