Recientes investigaciones han destacado el ejercicio como una herramienta clave para tratar el dolor de rodilla sin necesidad de cirugía ni medicamentos. Sin embargo, ciertos ejercicios pueden ser perjudiciales para quienes experimentan molestias en las articulaciones.
Es aconsejable consultar a un profesional de la salud antes de iniciar cualquier programa de ejercicios, especialmente si existen problemas en las articulaciones.
El impacto de correr puede ejercer una presión significativa sobre las articulaciones de la rodilla. En lugar de correr, se sugiere optar por caminar rápido o utilizar la máquina elíptica, que reduce el impacto mientras proporciona un buen entrenamiento.
La natación también es una excelente alternativa, ya que es un ejercicio de bajo impacto que no ejerce presión sobre las rodillas.
Los desplantes, que implican bajar las caderas en un ángulo de 90 grados al dar un paso hacia adelante o hacia atrás, pueden causar dolor en las rodillas debido a la presión ejercida.
Una alternativa recomendada es realizar elevaciones de pantorrillas, utilizando una silla o una pared para mantener el equilibrio mientras se levantan los talones del suelo.
Las sentadillas profundas pueden incrementar la presión sobre las articulaciones de la rodilla. Para evitar este problema, se puede realizar una sentadilla modificada, utilizando un banco o silla para sentarse parcialmente.