La cama es un refugio de descanso, pero también un lugar donde se acumulan gérmenes, piel muerta y bacterias. Por ello, mantener una adecuada limpieza de la ropa de cama es esencial. Aunque solemos cambiar las sábanas semanalmente, los edredones suelen quedar olvidados. A pesar de que estén protegidos por una funda, olores, sudor y ácaros logran atravesarla, dejando el interior expuesto a la acumulación de partículas. Por eso, hoy te compartimos un truco de limpieza que te ayudará a mantener tu edredón impecable y mejorar tu calidad de descanso.
¿Con qué frecuencia lavar el edredón?
La periodicidad con la que deberías lavar tu edredón depende de factores como el uso, si tienes mascotas, niños o alergias. Según los expertos de The Fine Bedding Company, lo ideal es lavarlo al menos dos veces al año. Sin embargo, en casos de alta exposición a suciedad o sudor, esta frecuencia puede aumentar a cuatro veces o más. Además, es fundamental ventilar el edredón al aire libre al menos cuatro veces al año. Esto permite que las fibras se expandan, elimina la humedad acumulada y esteriliza el tejido con la luz del sol.
¿Cómo lavar un edredón correctamente?
Antes de lavar un edredón, debes identificar el tipo de relleno: plumas, fibras vegetales, sintéticas o lana. Algunos materiales delicados, como el plumón, requieren un lavado especializado en la tintorería. Para los que son aptos para la lavadora, es recomendable usar agua fría, un detergente líquido suave y seleccionar una velocidad entre 400 y 800 revoluciones. Evita el suavizante, ya que puede afectar las propiedades del relleno.
En caso de que el edredón no quepa en la lavadora o quede demasiado comprimido, lo mejor es llevarlo a la tintorería. Esto garantizará una limpieza profunda sin dañar las fibras.
Secado: la clave para un edredón esponjoso
Un secado adecuado es crucial para que el edredón recupere su forma original y evitar la proliferación de microorganismos en caso de humedad. Si usas una secadora, opta por temperaturas bajas y asegúrate de que el edredón tenga suficiente espacio para moverse. Otra alternativa es secarlo al aire libre en un día soleado, permitiendo que el calor natural haga su trabajo.