En la búsqueda constante de herramientas para combatir el estrés, el yoga se erige como una disciplina milenaria que ofrece múltiples beneficios para el cuerpo y la mente.
Dentro de sus diversas modalidades, el yoga flow se destaca por su capacidad para sincronizar los movimientos con la respiración, lo que crea una experiencia que relaja los músculos y libera hormonas de la felicidad.
¿Qué es el yoga flow?
El yoga flow es una variante dinámica que se asemeja a una danza, donde las posturas se entrelazan en una secuencia fluida y coordinada.
Esta práctica no solo mejora la flexibilidad y la fuerza muscular, sino que también fortalece la resistencia aeróbica, promueve la relajación, ayuda a conciliar el sueño, estimula la digestión, incrementa el equilibrio y la coordinación, y fomenta la concentración.
Una rutina de yoga flow para liberar el estrés
A continuación, te presentamos una rutina de yoga flow que puedes realizar en cualquier momento.
Postura del niño: comienza arrodillándote en el suelo, junta los dedos gordos de los pies y separa las rodillas a la altura de las caderas. Inclina el torso hacia adelante, apoyando la frente en el suelo y los brazos extendidos hacia adelante o hacia atrás. Mantén la postura durante unos minutos, respira profundamente y relaja el cuerpo.
Postura del gato: desde la postura del niño, levanta el torso y apoya las manos y las rodillas en el suelo. Arquea la espalda hacia arriba, como un gato enfadado, y luego baja la espalda, como un gato relajado. Repite este movimiento varias veces, sincronizando la respiración con el movimiento.
Postura del perro boca abajo: desde la postura del gato, levanta las caderas hacia arriba y hacia atrás, formando una V invertida con el cuerpo. Mantén los brazos y las piernas estiradas, y la cabeza relajada. Respira profundamente en esta postura, sintiendo cómo se estiran los músculos de todo el cuerpo.
Postura del alacrán: desde el perro boca abajo, levanta una pierna hacia arriba y dóblala hacia atrás, como si fueras a tocar la cabeza con el pie. Mantén el equilibrio en esta postura y repite con la otra pierna.
Postura del arco: acuéstate boca abajo en el suelo, con los brazos extendidos hacia adelante y las piernas estiradas. Levanta el pecho y las piernas del suelo, arqueando la espalda como un arco. Mantén la postura durante unos segundos y luego relaja el cuerpo.